¡No quiero hacer los deberes!

Por Roberto García (Docente y Facilitador del programa de alfabetización emocional "En Sus Zapatos").

Posiblemente todos los que tenemos niños o niñas a nuestro cargo en algún momento de nuestra vida, hemos escuchado la frase: “¡¡No quiero hacer los deberes!!”.

Posiblemente, la opción más común para acabar con el problema sea la amenaza (posiblemente usando el grito) y así dejar “solucionado” el problema rápidamente. Por ejemplo, en esta opción diríamos algo como: “Pues si no haces los deberes, no jugarás después con tu hermano a los Lego, tú mismo…”

Esta manera de resolver la situación puede ser la más rápida, sin embargo, no es la más efectiva pues el niño sólo hará los deberes por miedo a la amenaza y además los hará de mala gana y la próxima vez que los tenga que hacer se volverá a quejar.

Esta simple frase lleva detrás emociones que está sintiendo el menor, y la respuesta que demos es clave para poder conseguir de esta situación un aprendizaje, o no.

Posiblemente, la opción más común para acabar con el problema sea la amenaza (posiblemente usando el grito) y así dejar “solucionado” el problema rápidamente. Por ejemplo, en esta opción diríamos algo como: “Pues si no haces los deberes, no jugarás después con tu hermano a los Lego, tú mismo…”

Esta manera de resolver la situación puede ser la más rápida, sin embargo, no es la más efectiva pues el niño sólo hará los deberes por miedo a la amenaza y además los hará de mala gana y la próxima vez que los tenga que hacer se volverá a quejar.

Es decir, se trata de una estrategia poco eficiente y sin ningún aprendizaje productivo para el niño. ¿Qué otra estrategia podríamos pues usar para que la situación fuera enriquecedora, fuera educativa?

  1. Nos calmamos. Para resolver cualquier problema debemos hacerlo en calma (para ello podemos respirar profundamente y parar un instante antes de actuar)
  2. Identificaremos qué emoción hay detrás del comportamiento insolente de nuestro hijo. Podemos hacer preguntas como: ¿qué problema tienes?, ¿cómo te sientes?, ¿qué ha pasado para que actúes así?
  3. Validaremos las emociones que siente, sin juzgarle por ello. Comprenderemos que cada persona tiene derecho a sentirse como se siente.
  4. Ayudaremos a nuestro hijo a que gestione la emoción que siente que no le permite hacer sus deberes. Le enseñaremos a respirar para calmarse y buscaremos una manera para estar mejor.
  5. Entre los dos llegaremos a un acuerdo para que pueda hacer los deberes y la próxima vez aborde el problema sin gritar y quejándose.

En este vídeo a continuación te muestro las dos opciones, tú decides qué final te gusta más…

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