"El cuento persigue dos objetivos, añade Dettoni: Por un lado, muestra la idea de que el mundo es bueno y los niños y las niñas se preocupan de ayudarse y cuidar a los seres vivos, como el protagonista hace con Talambote, un perrito. Y por otro, ayuda a los más pequeños a dar los primeros pasos en su alfabetización emocional, es decir, aprenden a leer y a escribir sus propias emociones: “La educación emocional empieza aprendiendo a reconocer (“leer”) lo que sentimos y a ponerle nombre para expresarlo (“escribir”)”. Lee el reportaje completo publicado en el periódico Padres y Colegios.