Por Atenea Alonso (Docente y facilitadora del programa de alfabetización emocional "En Sus Zapatos").
En muchas ocasiones, cuando los niños presentan ciertas acciones negativas (a lo que coloquialmente llamamos “portarse mal”), no lo están haciendo de forma intencionada, simplemente no se han dado cuenta o estaban prestando atención a otra cosa. Queremos que sean responsables y tomen la decisión adecuada en cada momento, pero su capacidad de atención es distinta a la nuestra y es por eso que, toman decisiones diferentes a las que tomaría un adulto.
Los niños necesitan que les enseñemos cuál es la forma correcta de realizar ciertas cosas o cuáles son aquellas que deberían priorizar, pues ellos aún no lo saben y tienen que interiorizarlo.
Para ello, tendemos a pensar que una regañina o un castigo será la mejor opción de corregir ese comportamiento y así nos aseguraremos de que la próxima vez no se repita. Sin embargo, la evidencia muestra que no es así. Entonces, ¿puede haber una forma distinta de modelar el comportamiento correcto y conseguir que los niños lo realicen motu propio? Por supuesto.
Os propongo una dinámica para realizar en grupo que ayudará a redireccionar ese tipo de comportamientos, mostrando a los niños una vía alternativa de relación con sus compañeros y una forma diferente en la que conseguir la atención del adulto. Así, sabrán cuáles son las formas adecuadas de comportamiento en el grupo y de relación con sus iguales y con el adulto.
“LA PATRULLA DEL PATIO”
Se trata de crear un grupo de niños y niñas que, durante el recreo o los tiempos de descanso, pasearían por el patio con el fin de ayudar, tanto al resto de los niños como a los adultos, en lo que pudieran necesitar: desde hacer compañía a un niño que esté solo, hasta mediar en la resolución de los conflictos que pudieran surgir.
Pueden llevar un distintivo, como un pañuelo o una camiseta identificativa, para que los adultos y los demás niños puedan identificarles cuando los necesitan.
¿Quiénes son los integrantes de “La patrulla del patio” “La patrulla del patio”?
Además de todos aquellos niños y niñas que de forma voluntaria quieren formar parte, estará también la patrulla integrada por aquellos niños y niñas que han tenido un “mal comportamiento”, pues no cumplen con las normas que se han establecido en el aula o en el centro.
Durante los tiempos de clase o actividades regladas, aquellos alumnos que presenten comportamientos negativos recibirán una tarjeta - que el adulto habrá explicado previamente. Esa tarjeta significa que el comportamiento que está presentando no es el adecuado en esa situación y que el adulto comprende que puede no haberse dado cuenta y que confía en él o ella para que lo cambie a partir de ese momento. (En caso necesario, sobre todo en las primeras veces, el adulto se acercará al alumno, pondrá la tarjeta sobre su mesa y le susurrará esto precisamente, de manera que él sea el único que lo escuche). A través de la explicación previa y del uso de las tarjetas, pretendemos que la dinámica de la sesión pueda seguir sin ser interrumpida por este tipo de comportamientos y no reforzar la conducta si se trata de una llamada de atención.
Si el comportamiento se repite tres veces, es decir cuando el alumno acumula tres tarjetas, la consecuencia sería que ese día formaría parte de la “La patrulla del patio”.
Algunos podrían pensar que se trata de un castigo más: el niño se queda sin recreo. Sin embargo, no es ese el objetivo y aquí te cuento la clave de esta actividad.
Centrar nuestra atención en el castigo ha hecho que se nos olvide el impacto que tiene reforzar las conductas positivas. Si el niño presenta comportamientos negativos para conseguir nuestra atención y le regañamos delante de todos, ¿qué hemos conseguido? Lo primero es, precisamente, que él tenga nuestra atención. Lo segundo es fomentar la creación de etiquetas entre ellos, lo cual tampoco va a ayudar al niño a comportarse de forma diferente. Y lo tercero y más importante: que el niño aprenda que cuando necesite nuestra atención, si repite la misma conducta, eso es lo que va a conseguir.
Estamos de acuerdo en que esta dinámica debe romperse, pero ¿cómo? A través de “La patrulla del patio” estamos creando un momento en que los alumnos puedan llevar a cabo acciones positivas: ayudar a sus compañeros o a un profesor en las infinitas situaciones que pueden darse en un recreo para que así sea. Este va a ser el momento más importante, pues es ahí donde vamos a reforzar verbalmente la conducta del alumno, por pequeña que sea. Vamos a prestarle toda nuestra atención y vamos a recordarle que estamos orgullosos de lo que está haciendo, porque su verdadero yo es aquel que está ayudando a sus compañeros y profesores o monitores.
TAMBIÉN EN CASA
Si quisiéramos aplicar esta actividad en casa, también sería posible, sólo tendríamos que adaptarlo a la escala que quisiéramos. Podríamos, siempre desde la calma y el amor, dar tarjetas o avisos de igual modo. Al llegar a tres de ellos, el niño podría realizar una o varias actividades para la casa, ya sea de limpieza o algo que pueda beneficiar a todos. Cuando la realice, podríamos resaltar verbalmente lo bien que lo ha hecho y lo contentos que nos sentimos cuando hace ese tipo de cosas.
Lo más importante en este tipo de dinámicas es que nosotros hagamos un esfuerzo para centrar nuestra atención en las cosas positivas.
No nos damos cuenta, pero, cuando nos fijamos constantemente en lo negativo, esto nos nubla y nos impide ver las buenas acciones y las cosas positivas en los demás.
Este cambio de mirada nos va a dar un arma tremendamente poderosa para trabajar con los niños y va a darle la vuelta al ambiente en el colegio, en casa o en el lugar que compartamos con ellos, donde resalte” lo bueno” y se den oportunidades para ir modificando” lo malo”.
Y tú, ¿en qué te fijas?
__________________________________