Te escucho

Por Claudia Pérez (Docente y facilitadora del programa de alfabetización emocional "En Sus Zapatos").

Te cuento esta historia…

Un discípulo, antes de ser reconocido como tal por su maestro, fue enviado a la montaña para aprender a escuchar la naturaleza.

Al cabo de un tiempo, volvió para dar cuenta al maestro de lo que había percibido.

– “He oído el piar de los pájaros, el aullido del perro, el ruido del trueno…

– “No -le dijo el maestro-, vuelve otra vez a la montaña. Aún no estás preparado.

Por segunda vez dio cuenta al maestro de lo que había percibido.

– “Maestro, he oído el ruido de las hojas al ser mecidas por el viento, el cantar del agua en el río, el lamento de una cría sola en el nido”.

– “No -le dijo de nuevo el maestro-. Aún no. Vuelve de nuevo a la naturaleza y escúchala”.

Por fin, un día…

– “Maestro, he oído el bullir de la vida que irradiaba del sol, el quejido de las hojas al ser holladas, el latido de la savia que ascendía en el tallo, el temblor de los pétalos al abrirse acariciados por la luz”.

– “Ahora sí. Ven, porque has escuchado lo que no se oye”.

Comunicar no es solo hablar, sino también escuchar, y no solo atendiendo a la totalidad del mensaje recibido, sino que implica poner en marcha nuestra capacidad emocional.

Cuando escuchamos empáticamente nos interesamos por el otro, aceptándolo cómo es, cómo está para comprenderle desde el silencio y desde nuestra presencia.

En este audio te explico algunos tips para practicar esta escucha empática.

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