Por Ana María Ávila Muñoz, maestra de educación primaria y facilitadora de “En Sus Zapatos”.
Maestros, familias y niños cada mañana se ponen rumbo hacia un mismo lugar: el colegio. Para unos es su centro de trabajo, para otros el lugar en el que dejan su tesoro más preciado, y para los últimos el entorno en el que están la mayor parte de su día con sus compañeros de vida y sus maestros, que intentarán guiarlos y acompañarlos en la maduración y aprendizaje.
Cuando las familias se marchan, los hijos se convierten en alumnos/as que quedan en el colegio. En ese momento somos los docentes quienes acogeremos a los niños/as en su aula, entorno que debe ser de seguridad y confianza para cada uno de ellos/as y para cada uno de nosotros/as.
Así que, para bien acogerles, lo primero que haremos será observarles. Observar atentamente qué nos cuenta acerca de ellos a través de sus cuerpos.