Por Raquel Medina (Docente y facilitadora del programa de convivencia "En Sus Zapatos").
Estamos atravesando a nivel global momentos muy difíciles, vemos como la pandemia se extiende, quizás vemos también cómo a nuestro alrededor nuestra familia, amigos, conocidos están enfermando, o incluso falleciendo, sin que podamos acudir a socorrerlos, o simplemente a acompañarlos.
Esta situación puede llevarnos a vivir con ansiedad, a fijarnos en lo negativo en vez de en lo positivo, dejando así que el pesimismo y la tristeza se instalen en nuestro interior. Las investigaciones demuestran que la gratitud actúa como una inyección de optimismo, alegría y esperanza, porque nos invita a fijarnos en lo bueno, en lo bello, en lo bondadoso, nos invita a sentirnos queridos por otras personas, a sentirnos afortunados de poseer o recibir algo o algún afecto. Funciona como un antídoto ante la frustración y el miedo.