¡Gritar daña! el cerebro de los niños y niñas. 5 pasos para evitarlo

¡Qué te estés quieto!, !Que te calles ya!... Gritar a un menor es algo habitual que todos hemos realizado alguna vez. Pero este hecho, aparentemente insignificante, produce efectos dañinos en el cerebro de los menores, además de ser contraproducente para la educación.
El grito activa todas las alertas de peligro; activa el cortisol –hormona que provoca el estrés– y el cuerpo interpreta que está en peligro activando el modo supervivencia. Este modo genera tres posibles reacciones: Huir (se encierra física o mentalmente), luchar (tomar una actitud combativa, enfrentarse al adulto y gritar más fuerte) o paralizarse.

 

Los expertos señalan que crecer con niveles elevados de cortisol puede tener consecuencias a largo plazo como pueden ser la depresión, comportamientos agresivos con sus iguales y con familia, descenso del rendimiento académico…


Investigaciones científicas advierten que:
-“El grito tiene una propiedad sonora única. Nada produce un énfasis similar. Porque impacta y activa el centro neuronal del miedo, que está en la amígdala”. (Investigación de la Universidad de Nueva York publicada en Current Biology)
- “Los efectos de esta violencia verbal provocan problemas de conducta como discusiones y peleas con compañeros, dificultades en el rendimiento escolar, mentiras a los padres, síntomas de tristeza repentina y depresión”. (Estudio conjunto de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Michigan publicado en Child Development)
- “Los gritos, el maltrato verbal y la humillación o la combinación de los tres elementos alteran de forma permanente la estructura cerebral infantil”. (Investigación de la Escuela de Medicina de Harvard)

Gritar es una forma de violencia que evita la consolidación de vínculos afectivos sanos y satisfactorios, y que siembra el miedo como motor de las relaciones

Pax Dettoni Serrano, antropóloga, experta en Educación Emocional, fundadora de Teatro de Conciencia y creadora del Método “En Sus Zapatos” de alfabetización emocional señala: “Gritar a nuestros hijos no sólo les daña a ellos, sino que también nos daña a nosotros y a nuestra familia. Gritar es una forma de violencia que evita la consolidación de vínculos afectivos sanos y satisfactorios, y que siembra el miedo como motor de las relaciones. Donde hay miedo, no hay amor, no hay libertad, no hay paz”, y apunta que “la calma es el único antídoto para evitar un grito”.
Desde Unicef advierten que “si el grito se convierte en un modo de funcionamiento familiar pasa a ser un modelo de relación”.
Pax Dettoni te ofrece estos pasos que te ayudarán a evitar el grito.

5 PASOS para EVITAR el GRITO desde la calma

1. Comprende que gritar realmente daña a tu hijo/a, esa misma toma de
conciencia te hará dar los primeros pasos, sencillamente porque le amas.
2. Estate alerta en tu interior y cuando veas que la rabia empieza a apoderarse de ti recurre inmediatamente a la calma.
3. Consigue la calma parando, respirando profundamente y diciéndote a ti
misma/o que tienes derecho a estar enfadada/o y que eres capaz de mostrar tu enfado o de lograr lo que pretendes de tu hijo/a sin usar el grito.
4. Si ves que no vas a conseguir la calma, retírate y delega en otra persona la resolución de la situación, informando de que volverás cuando estés más tranquila/o.
5. Aunque leas estos consejos y pruebes de ponerlos en práctica, es posible que un día grites a tu hijo/a, de ser así perdónate y dile que lo sientes, que le has gritado porque estabas muy enfadada/o y que intentarás no volver a hacerlo.

Teatro de Conciencia y su Método “En Sus Zapatos” apuesta en su formación por la eliminación de esta relación violenta y, es testigo de cómo es posible este cambio de chip comunicativo de adultos a menores. La experiencia de algunos de sus participantes señalan:
-“Con los chavales ya el grito lo he eliminado por completo de la clase, ahora intento hablar con ellos” (Docente CEIP Aula III. Fuenlabrada. Madrid)
-“Ahora soy consciente. Cuando doy un grito de vez en cuando sé que lo tenía que haber hecho de otra manera, y estoy en ello” (Docente formándose en el Método "En Sus Zapatos")
-“Hemos aprendido a que no haya gritos en casa; nuestras hijas no dicen que nos ven de otra manera” (Padres CEIP Costa Rica. Madrid)
-“Ahora si estoy más nerviosa de lo normal, primero me calmo y luego ya intento -con mis hijas- hablar de lo que les pasa... Sin el grito ese, que yo era muy propensa a darlo" (Madre CEIP La Alhóndiga. Getafe. Madrid)

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